¿Cómo se restaura una vida?
Se acude al experto. ¿Y quién es el que conoce el cuadro original sino aquel que lo pintó? Busca a Dios.
Se realiza una radiografía de la vida antes de someterla a tratamiento. Esto revelará la fisura principal: el pecado. Lee la Biblia.
Se limpia. Si bien en la pintura se usa barniz y en la ropa jabón, una vida no se purifica con líquidos o materiales palpables. La única manera de recibir limpieza es por medio de un cambio espiritual, y esto viene cuando un inocente toma el lugar del culpable. Cree en Cristo.
Se cambia el marco. Ya no se puede pensar igual. Uno necesita un soporte, un nuevo marco de referencia en el que basar las nuevas decisiones. Crece en tu fe.
Al final de la restauración, se muestra la auténtica composición de una vida, mostrando así la belleza original que fue teñida por la lejanía entre un alma y su Creador.
Restaura tu vida hoy. ¿Por qué esperar hasta mañana?
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