Mis memorias me llevan hasta ti, porque desde el rincón más escondido de mí ser, te he amado. Mi corazón te ha correspondido aún cuando silencioso aguardó tú llegada.
Aún cuando tú no lo entendías, él espero pacientemente a que tú lo descubrieras.
Y este amor que tanto he atesorado es infinito como el cielo, resplandeciente como las estrellas y colorido como las flores que siembro en mi jardín. Es tan preciado y deseado. Vuela libre con sus alas hasta llegar a tu pecho. Se consolida con un beso y se acrecienta con una caricia. Este amor que es tuyo y mío, no lo tiene nadie más.
Huele al mejor perfume y se condimenta con chocolate. Tiene sabor a fresas, es natural como los lirios del campo y tan puro que embeleza. Como la menta refresca y como el fuego, quema. Un amor tan grande y profundo como el mismo océano.
Un amor así como el nuestro, solo pudo ponerlo Dios para que lo compartiéramos y juntos fuéramos felices.
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